Rivadavia Básquet llegó a General Roca, provincia de Río Negro, donde este martes visitará a Del Progreso en una nueva jornada de La Liga Argentina. Sin dudas, es el viaje más complicado para los Naranjas, ya que a la baja de Andrés Llaver por lesión, se le suma la deserción de Charlie Wilson, que por problemas personales se volverá a Estados Unidos.
Por Hugo Videla
Enviado a Río Negro
Cuando todo parecía andar sobre ruedas, Rivadavia se encuentra atravesando la semana más difícil del año en lo deportivo. No sólo la derrota de anoche ante el A.C.San Martín por las semifinales fue un golpe al mentón, sino todos los inconvenientes que se fueron sumando.
Primero, la lesión de Andrés Llaver. Hombre fundamental en la rotación y en el descanso de Federico Grenni, no se recuperó de su desgarro en el sóleo derecho y es por esto que no viajó a Río Negro. En su lugar, Minelli convocó a los juveniles Luciano Gomina y Juan Sosa.
Segundo y lo menos esperado, la baja definitiva de Charlie Wilson. El pivot estadounidense que venía de menor a mayor en su rendimiento, les comunicó a los dirigentes del club el pasado sábado que estaba extrañando a su familia y que necesitaba volver a su país. La dirigencia intentó convencerlo para que jugara ayer ante San Martín y para que fuera a la gira por el sur, sin embargo la decisión de Charlie fue contundente y sin marcha atrás. En las próximas horas, partirá hacia Norteamérica.
Rivadavia, de gran campaña hasta el momento en La Liga Argentina, ahora deberá rearmar sus piezas y afrontar una gira de tres partidos con dos bajas sumamente sensibles. Este martes frente a Del Progreso, jueves ante Centro Español y finalmente sábado contra Petrolero.
