Pato Cabral, el heroico basquetbolista

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El histórico Pato Cabral, un gigante del básquet mendocino

Anoche, en el duelo General San Martín y Cano, el básquet mendocino despidió a un enorme y memorable basquetbolista, Gustavo “Pato” Cabral.

Producción periodística: Estefanía Bugueño
Entrevista: Mario Rosales

Era apenas un niño, cuando con tan solo con siete años comenzó a formarse como jugador de básquet en el Club Petroleros de Mendoza, dirigido por el enorme Chiquito Segura. Durante su paso el Mini básquet, Gustavo Cabral jugó un argentino de Mini en Tucumán en 1978, año en el que ganaría su primer título, el Provincial de mini básquet.

Durante su juventud, en el club que lo vio crecer, Pato fue campeón de Juveniles y también jugó un Torneo Domani, debutando en la primera categoría de Petroleros. También fue participe del equipo dos veces campeón del Torneo local A2. “Allí fui dirigido por Javier Uzair Rosenblat, Tono Alvaro, el gran Paco Alemany”, recuerda Gustavo.

Sin embargo, llegó el momento de dar el paso y con tan solo 20 años en 1991, la Asociación Deportiva Anzorena compró su pase. “Me fui para allá con toda mi ilusión y con todas las ganas. Allí empezamos siempre con grandes planteles, con americanos. Me dirigió Manolo, Javier Cintas, Walter Gutiérrez, José Leyton, Esteban Bisole, en esa época salimos Campeones anuales del 1995, Campeones del apertura 1996 con Walter Vargas, y perdimos la final anual con Regatas” menciona el eterno pivot.

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Foto: Facebook Pato Cabral.

Gustavo fue a dos Argentinos de mayores: uno en Tucumán y otro en la provincia del Chaco. Caracterizado por su buen humor y paciencia al momento de estar dentro de la cancha, el Pato pasó por varios clubes reconocidos de la provincia como Atenas Sport Club, Cultural Israelita, donde logró el ascenso a la primera categoría con Mariano Tello como DT. Pasó por el Club Obras, que luego de un año fue De Paolis/Godoy Cruz y se consagró Campeón Anual en el 2003.

En ese 2003 se produjo su alejamiento de las canchas durante dos años, pero al básquet siempre se vuelve. En el 2005 jugó en la categoría Maxi básquet en el Club Olimpia, pero se sentía entero como para volver. “Me quedaba con ganas de algo más, y un día fui a ver un partido de primera y me dije: ¡Yo puedo jugar 5 minutos al menos! así que me empecé a entrenar y volví al Club Cano bajo la dirigencia de Guillermo Díaz” comentó entre risas.

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Cabral con la característica «4», vistiendo los colores de Godoy Cruz.

Un año después le propusieron armar un equipo de A2 en Andes Talleres. No se obtuvieron buenos resultados pero eso no lo desanimó. En los últimos años y siempre en el ascenso, Gustavo Cabral vistió los colores de Las Heras B, Godoy Cruz Antonio Tomba y, hasta ayer, en Guillermo Cano.

Se retiró un jugador enorme, pero que además, dejó una gran enseñanza y un enorme legado a través de sus ganas de jugar, su amor por el deporte y sus palabras de aliento para que el básquet de Mendoza sea cada vez mejor: “Hay que dedicarle tiempo y calidad a las inferiores, que es un trabajo que de a poco varios clubes lo vienen haciendo y los frutos están saliendo. A los jugadores, decirle que se entrenen fuerte, con alegría y responsabilidad, el entrenamiento es la base. Tarde o temprano, el que tira 100 tiros más por día que el que va a jugar americanas es el que en un juego va a meter los puntos importantes o al menos le van a dar la bola para que los intente”

¡Eternamente gracias Pato!

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