CLAUSURA 2019. NIVEL UNO. GIMNASIA CAMPEÓN. Pasaron varios minutos con la hoja en blanco, pensando en qué escribir y cómo escribirlo. Qué música escuchar para que despierte la creatividad o ¿será mejor sin música?. Muchas ideas pasan por mi cabeza. ¿Cómo las digo? ¿Se entenderá mi idea? ¿Podré expresarme bien? Escribir, borrar, volver a escribir y dejar nuevamente la página en blanco.
Es sinceramente hermoso, ver las gradas completas. Los cánticos, bombos, platillos, banderas y papeles que le dan ese color especial a una final. Nuestro deporte no sería lo mismo, ni sería tan especial, frenético o cambiante si la gente no lo acompañara, si no lo viviera ni disfrutara como lo hacemos.
Es sinceramente hermoso (¿o tal vez no?) tener tantas ideas en la cabeza y no saber cómo ordenarlas, explayarlas o dejarlas marcadas sobre el papel.
David Suárez festeja. Es sinceramente hermoso festejar un campeonato. FOTO: SANTIAGO TAGUA
Desde que dejé la cancha, fui todo el camino a casa pensando en qué hacer. Hasta este momento, créanme que todavía no sé qué decir ni por dónde empezar. Solo sé que tenía ganas de expresarme de alguna forma tras un verdadero partidazo que se vivió en el Ribosqui entre dos equipos de altísimo nivel como Gimnasia Básquet y Leonardo Murialdo.
Fue una final con todos los condimentos que componen semejante evento. Hinchadas con los sentimientos a flor de piel. Cuerpos técnicos y jugadores con las revoluciones a mil. Con pasajes de juego muy buenos y momentos calientes. Con situaciones con claro dominador o minutos de locura en el golpe por golpe. Con un Gimnasia Básquet que logró el objetivo que se propuso y para lo que se armó. Y Murialdo, un equipo que se rearmó desde la base de sus inferiores, que con garra, sacrificio y buen juego, peleó de igual a igual y puso en serios aprietos a Gimnasia más de una vez.
Foto: SANTIAGO TAGUA
Tal vez en este texto he dicho obviedades, cosas sin sentido o reiterativas. Espero que usted, lector, sepa disculparme y entienda mi situación. Donde tengo tantas cosas que decir y a la vez tan poco para escribir. Es sinceramente hermoso poder llegar a casa y comunicar todo lo que siento tras salir de un partido de básquet. ¡Y qué partido! Donde tal vez alguna personasienta lo mismo que yo y podamos conectarnos a través de una simple nota. Es sinceramente hermoso poder ver un espectáculo donde dos equipazos se enfrentan y dan lo mejor de sí.
Todo esto, es sinceramente hermoso. Nuestro básquet, es sinceramente hermoso.