
Un hijo pródigo de Macabi, Andy Berman, volvió al club que lo vio nacer. “Estamos en el peor momento de nuestra historia deportiva”, afirmó. Arranca un nuevo proyecto deportivo. Objetivo: jugar el Apertura 2018 en la Súper Liga.
Pasional en su máxima expresión. Siente la camiseta Celeste como pocos. La número 8 es suya. Andrés Berman, más allá de haber vestido la camiseta de Atenas, GSM y Capital en Mendoza, Macabi es su lugar. Su mundo mágico. Aún recuerdas, cuando ganó el Apertura del 2008 y más de 2 mil personas de Macabi coparon la Federación de Box. Sin dudas, su momento deportivo más importante. “Fue algo único, sueño con cortar las redes nuevamente”.
Hoy, la realidad es otra. Totalmente distinta. Por primera vez en su historia, Macabi, un club que es sinónimo de básquetbol, jugará en la tercera categoría de Mendoza: Nivel II (ex A3). El descenso a manos de San Carlos en el propio estadio Celeste golpeó mucho. Ese día Andy Berman estaba en la cancha. Se fue con lágrimas en sus ojos. Al otro día, levantó el teléfono, llamó a su amigo incondicional, Fernando Segal, y le dio la noticia: “llegó el momento de volver. Le tengo que devolver al club todo lo que me dio. Macabi es mi casa. Esta camiseta hace latir mi corazón. No hay vuelta atrás. Jugaré en Macabi”. Palabras precisas que despertaron un par de sonrisas entre tanta tristeza por los resultados deportivos. Junto a Andy Berman, los popes Celestes, se movieron y contrataron a Heber Sierra; volvió Adrián Lijteroff, Maxi Leyton, y sin dudas, la incorporación de Pablo Rizzo (será operado de rotura de ligamentos a la brevedad y estará disponible para jugar el próximo Clausura”. Finalizado el encuentro contra Regatas en el cuadrangular homenaje al Dr. Francisco Reig, el niño terrible, rebelde, el que no se calla nada, el capitán de la selección mendocina, habló con Salto Inicial sobre esta vuelta al club de sus amores.
– ¿Te ponés la número 8 de Macabi y la cara te cambia? Estás feliz. Sos el Andy Berman que jugaba en premini en Macabi junto a Tico Villaveirán?
– Es mucho tiempo el que ha pasado. Esto es definitivo. Soy consciente que me voy a retirar con la camiseta de Macabi. Volver al club es como retribuirle todo lo que me enseñó como persona y jugador. Aprovecho y le mando un abrazo gigante a Tico Villaveirán, todo homenaje que se le haga a Tico siempre será poco. Me enseñó a amar este deporte. Es una huella imborrable en mi carrera.
– ¿Qué significa Macabi en tu vida?
– Es la camiseta que siento adentro de mi corazón. He jugado en otros clubes. He dado la vida pero esos colores. Pero, Macabi es mi casa. Mi corazón.
– Estuviste en el partido contra San Carlos cuando se produjo el descenso a la tercera categoría. Sufriste. Lloraste. ¿Qué te pasó por la cabeza esa noche?
– Sin dudas, que el partido contra San Carlos fue el momento más duro del club en su prestigiosa historia. Macabi siempre ha sido sinónimo de básquet. Con uno o dos campeonatos en su historia, el club tuvo su prestigio. Se lo respetaba en todos lados y en todas las categorías.
– ¿Qué necesita Macabi para recuperar su identidad, su juego, su lugar?
– Es un poceso a largo plazo. Una reestructura completa. Principalmente en las divisiones inferiores. Siempre habían chicos de más. Hoy, no se cuenta con eso. No eramos Atenas, Anzorena, que tienen, 30 jugadores por categoría, pero Macabi tenía sus 12 o 15 chicos por división. Hoy, todo eso se perdió.
– ¿Qué fue lo que pasó para que en en el club se dejara de respira r básquet?
– Un proceso malo. Se dejaron de lado muchas cosas. Considero, que haber perdido la Liga C esa final con General San Martín, golpeó mucho. Fue duro. Y se pagaron las consecuencias. Sin embargo, esta situación es algo más global. Hoy, los chicos no van al club. No sólo pasa en esta institución, pasa en muchos lados.
– Me imagino que te dolió mucho dejar Capital. Fuiste uno de los pioneros de ese proyecto deportivo que hoy cuenta con más de 150 jugadores federados.
– Me dolió porque lo sentí muy propio. Allá por el 2012, nos costó armarlo, mantenernos. Hoy, la Fortaleza de calle Alpatacal tiene una de las mejores estructuras. Obviamente, le falta competencia a sus equipos. Pero, están trabajando muy bien. Además, dejo un grupo de amigos. Todavía está el Caña Fernández, Enzo Storani, etc. Sin embargo, todos entendieron los motivos. Venía a Macabi, a mi casa. Era una cuestión de sentimiento,
– Con la llegada tuya, más la vuelta de Pichi Lijteroff, la llegada de Heber Sierra y Chori Rizzo, en el club se empezaron a entusiasmar. Se vuelve a respirar básquet en calle España.
– Muy de a poco. No como antes. La gente se irá entusiasmando con los resultados. En este proyecto también tienen que tener lugar los chicos del club. Debe existir un sentido de pertenencia. Tenemos que cambiar la mentalidad de los padres, chicos, jugadores, dirigentes. Comenzar de cero.
– Por último, ¿cómo te imaginas en febrero del 2018?
– – En la pretemporada de Macabi pensando en la Súper Liga. Ese el objetivo. Lograr dos ascensos este año. Para eso volví al club. Luego, manteneros y de a poco, volver a ser el Club Macabi de Mendoza.